La otra cara del coronavirus

Las familias del siglo XXI están muy poco acostumbradas a estar en casa
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Admitámoslo. Por muy buenas que sean nuestras relaciones familiares, la situación no es fácil. Nadie está preparado para permanecer todo el día en casa ni para todas las sensaciones que eso conlleva. A la lógica preocupación por la situación que se vive en todo el mundo, se une nuestro pequeño microcosmos familiar dentro del que pueden aparecer diferencias y tensiones.

Nuestra capacidad para gestionar conflictos se va a poner a prueba. Recuerda que el propio conflicto en sí no tiene por qué ser negativo. El conflicto es normal y nos hace avanzar y aprender. No podemos -ni debemos- evitarlo, pero sí podemos gestionarlo adecuadamente.

La actitud proactiva es fundamental. Tómate esta situación como una oportunidad para que tus relaciones interfamiliares salgan fortalecidas.

Te sugerimos una serie de recomendaciones que pueden ayudarte:

  • Respeto. Es la base sobre la que poder construir una buena convivencia. Vivimos una situación complicada, pero no olvidemos que nuestras palabras generan emociones. Habla con cariño a los demás.
  • Exprésate. ¿Te molesta algo? Transmítelo con tranquilidad. Sólo así los demás podrán entenderte y comprender tu punto de vista.
  • No seas intransigente. Escucha y llega a acuerdos. Si tu posición es inamovible no podrás descubrir que hay más de una solución para cada problema.
  • Comparte. No te guardes sensaciones. Si tienes miedo o estás nervioso puedes compartirlo con tus semejantes. Es el momento de conectar emocionalmente. Todos saldrán beneficiados.

Estos sencillos consejos te pueden ayudar a que el día a día sea más fácil. Ponlos en prácticaCompártelos.